#1 Motivo para (sobre) vivir. La cocina de la abuela.
Esta semana toca un batiburrillo de temas, como en el buen pisto manchego. O el arroz con cosas.
¡Hola, amigue!
Feliz lunes de vuelta a la rutina, o feliz último día de Semana Santa si vives en Cataluña, Comunidad Valenciana o Baleares; como es mi caso. No nací en el Mediterráneo, pero gracias Joan Manuel por tanto, perdón por tan poco.
También es festivo en Cantabria, La Rioja, Navarra y País Vasco; pero si lo mencionaba en el párrafo anterior, no podía meter el chascarrillo de Serrat.
Recuerdo lo raro que se me hacía, en mis primeras Semanas Santas viviendo en Barcelona, que el Jueves Santo no fuera festivo. El ser humano, que no valora lo que tiene hasta que lo pierde. Saber que mis amigos meseteños ya estaban de vacaciones, mientras yo seguía pegado a una pantalla de ordenador era una experiencia casi metavérsica (entiendo que esta palabra no existe porque el corrector me invita a usar meta pérsica; cuya existencia pongo también en duda). Dos mundos, Hannah Montana.
La verdad es que en los últimos años he ido perdiendo atención por las tradiciones. Me he convertido en un proletario desarraigado; mientras haya un día de “no trabajo”, me da igual qué se celebre, cuándo se celebre y hasta dónde se celebre. Soy una persona maleable, y por un día de vacaciones extra te bailo la danza regional que desees. Pero desde mi primer “no Jueves Santo”, sí que he abanderado una costumbre muy catalana y mucho catalana: «amigos, como voy un día menos, descontádmelo de mi parte del Airbnb». Tradiciones, pues oye no, excepto las que se refieren a la defensa de mi propia economía (que mi trabajito me ha costao’, que diría Lola Flores).
Te cuento todo esto porque hace unos días una amiga me recordó que en estas fechas se come torrijas. Sí, con amigos también llega ese momento en el que ya no sabes de qué hablar. Pero la buena amistad es aquella que, incluso ya inmersos en esa temida fase, es capaz de plantear cuestiones que pueden hacer tambalear toda tu existencia. Y este fue el caso: ¿en qué se diferencia una torrija de una tostada francesa (o french toast, si esta fuera la carta de un restaurante de brunch)?
Pues la receta es prácticamente igual. Puedes consultar en Google.
Un recuerdo proustiano muy de aquí es que cualquier comida tradicional nos transporta a la cocina de nuestra abuela. Me pasa a mí, y al 99,9% de la población española. A veces me gusta fantasear con la idea de una generación de abuelas sindicadas, quemando recetas tradicionales a modo de protesta. ¡Ay, las abuelas! Ni agradecidas lo suficiente, ni por supuesto pagás.
Pero bueno, recalculando la ruta, y ya con la torrija en la boca, llegamos hasta una cocina con olor a canela y azúcar (y la de la mía con un toque de aceite quemado; la mujer no era muy de repostería).
¿Pero dónde está el recuerdo de la tostada francesa a.k.a. french toast? ¿Cómo le reprocho a mi abuela, cordobesa de raza, que nunca se le ocurriera hacerme la torrija con pan de molde y le pusiera unas frambuesitas de adorno?
No he comido tostadas francesas en mi vida, así que mi único referente en el tema es Dustin Hoffman preparándoselas a su hijo en Kramer vs. Kramer; una película imprescindible en la que él y Meryl Streep confrontan por la custodia del niño en cuestión. Así como un resumen rápido.
Estoy convencido que en el multiverso de la torrija, Kramer vs. Kramer estuvo dirigida por Almodóvar, Antonio Banderas y Cecilia Roth eran la pareja y la escena con el niño se rodó en la cocina de Kika. Una versión mucho más jugosa y sabrosa, sin duda.
Para mí, existe algo bastante mágico en mezclar elementos de la cultura patria con escenas hollywoodienses. La combinación entre el aje español y ese otro mundo (a veces demasiado plastificado) puede llegar a crear momentos únicos e irrepetibles, como este de Ana Obregón y Steven Spielberg cocinando paella en una barbacoa.
Si es que ya lo decía Rocío Jurado: «El arte más grande del mundo es nuestra tierra pa to’ estas cosas».
Otra mezcla mágica, y que especialmente me llamaba la atención cuando era pequeño, era el matrimonio de Antonio Bandera y Melanie Griffith. No preguntes por qué, cosas de niños, pero no alcanzaba a entender cómo un “actor de aquí” podía estar casado con una “actriz de fuera”. ¿Es esta la raíz de algún tipo de creencia limitante en mi vida? Lo más seguro. Pero no estamos aquí para tirar del hilo de mi vida, si no la de los otros. Y tirando, tirando nos encontramos que Antonio Banderas fue yerno de Tippi Hedren: madre de Melanie, musa icónica de Hitchcock y gran amante de los cuervos (fue la protagonista de Los Pájaros). Fuera de bromas, Tippi Hedren es una fuerte activista pro derecho animal, y llegó a residir en un santuario rodeada de leones, tigres y demás felinos. Y Antonio estuvo allí.
Hay una cosa que poca gente sabe (y a menos gente le importa), y es que Antonio Banderas y yo compartimos dos grandes pasiones: Málaga y el teatro musical. Hace pocos años, Antonio inauguró un teatro en esa misma ciudad: el teatro del Soho. Y ante aquella plegaria atendida, y con la excitación de quien puede ver un deseo casi cumplido, le escribí inocentemente por Instagram para pedirle trabajo. Jamás contestó.
Es otra de las cosas que Antonio y yo tenemos en común: dejar los mensajes en leído. Si estás pensando en enviarme un WhatsApp, no esperes una respuesta en un plazo inferior de un mes. O, directamente, no esperes respuesta.
No creo mucho en las segundas oportunidades, pero como la esperanza es lo último que se pierde:
🤗 Antonio, ¡hola! Si me lees, decirte que te admiro una jartá. Dame trabajo.
[Nota al pie: cuenta la leyenda que jartá fue el primer palabro que Antonio enseñó a Melanie al comenzar su relación].
Antes de despedirme, porque imagino que querrás continuar con tus quehaceres, me gustaría recomendarte un precioso documental que reivindica la Semana Santa sevillana y marica: ¡Dolores, guapa! de Jesús Pascual. Como tiene este matiz estacional, no querría yo tener que esperar todo un año para poder hablar de él. Y aún tienes una semana de margen para verlo de forma justificada; como el poder felicitar el año nuevo hasta el día de los Reyes Magos.
Lo tienes en Filmin y en Amazon Prime Video. De nada.
Muy buena semana. ¡Y hasta el próximo lunes!
Ya lo decía tu abuela: compartir es vivir 👵🏻
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Si atendieras las instrucciones de seguridad de los aviones sabrías que la mascarilla de oxígeno primero para uno mismo, y ya si eso, se la ponemos a los demás.
Quillo, yo te hago unas tostadas francesas cuando quieras que también, aun siendo manchega, además de las torrijas y el pisto, también me salen bonas 😘